Según lo afirma Enrique Muñoz Vélez, historiador musical, “el bullerengue es un canto femenino que nació de las represiones contra los esclavos. A las mujeres sólo se les permitía hacer música sin la presencia de hombres, tal vez, esto permitió crear una forma musical netamente femenina”.
El bullerengue se baila y se canta a través de la sensualidad de la mujer. El lento repicar del tambor, interpretado siempre por un hombre, se convierte en cómplice propicio para que la cantaora que lleva la voz líder inicie un baile suave pero delirante, en el que sus manos realizan provocadores movimientos sobre su bajo vientre y sus senos. Ella lleva la batuta de la melodía. Sus movimientos eróticos dan paso al repicar de las tablitas y de las palmas del resto del grupo. Una coreografía digna de ver. Todos los grupos están conformados por 20 ó 30 mujeres (casi todas entre 50 y 70 años), vestidas con coloridos trajes que al son del tambor, el alegre, los coros y las palmas, van dejando en el escenario una tradición de más de 100 años.
(Información e imagenes extraidas de notas sobre el festival nacional del Bullerengue)


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